Lo acabé porque soy de las que tiene que acabar libros, y porque no es un mal libro. De hecho, creo que es una lectura perfecta para verano, con profundidad, emocional, y al mismo tiempo fácil de digerir. Sin embargo, no es tanto mi tipo de ficción. Casi, pero no. ¿Por qué? Creo que tiene que ver con la prosa y la historia en sí misma. Aunque disfruté muchos detalles, como la casa que se vuelve un personaje junto con los árboles que la rodean, creo que no hay tanto que sea particularmente original, al menos no como me gustaría. Pero quizá estoy siendo medio snob y en otro momento hubiera amado este libro.
Me parece que este libro es una excelente historia de ciencia ficción, que logra reflejar la experiencia humana de la paternidad y maternidad en un mundo donde la tecnología ha penetrado un poco más de lo que ya rodea la experiencia humana. Además de eso, la lectura es altamente disfrutable y entretenida.
Qué libro. Leí algunas reseñas después de terminarlo (y amarlo), porque, siendo honesta, quería comparar opiniones. La mayoría destacan una prosa maestra pero algo peculiar. Es importante mencionar que lo leí en inglés, que no es mi lengua materna, pero a mí lo "raro" me fascinó. En un momento, la autora escribe: “…the stale crumple of a fast-food bag.” En una reseña, alguien criticaba que la frase no tiene sentido porque lo "stale" debería describir el contenido de la bolsa, no la bolsa misma. Pero esa opinión, les soy sincera, no me hace sentido. De hecho, incluso antes de leer ese comentario, la frase ya me había quedado grabada por lo evocativa que es, especialmente en el contexto de la escena.
Otros, como el New York Times, opinan que el inicio es fuerte, pero después la narración pierde fuerza. Concuerdo, hasta cierto punto. El final, en la línea temporal que transcurre en el presente, podría haber sido más contundente, resonante o estar más claramente conectado con la línea temporal del pasado. Sin embargo, no me disgusta. Hay algo en ese final, seco y ambiguo, que combina con la historia y tiene sentido para la protagonista. Podría criticarse que el personaje principal no experimenta un cambio significativo, pero ¿y si ese es precisamente el punto?
Por otro lado, algunas reseñas lo describen como una adaptación fallida de los asesinatos de Manson. Para ser franca, no sé mucho sobre Manson ni su historia como asesino serial, y ni siquiera lo había relacionado hasta que leí que esa era una de las inspiraciones del libro. Creo que ahí es donde la historia decepciona a quienes tienen mayor contexto sobre esos casos y llegan con expectativas específicas. Para mí, el libro funciona perfectamente por sí solo.
Dejo para el final lo que más disfruté de The Girls y que noté desde las primeras páginas: nunca me había sentido tan reflejada en las descripciones emocionales y, sobre todo, en los juegos mentales adolescentes que Cline plasma. Es increíble, porque me considero alguien que nunca caería en un culto y que está lejos de haber vivido muchas de las experiencias de la protagonista de 15 años. Sin embargo, la forma en que la autora nos sitúa en la mente de esta chica es no sólo precisa e impresionante, sino que, a nivel personal, me recordó exactamente cómo me sentía a esa edad. Especialmente las partes más oscuras de ser una adolescente mujer con rabia.