Los nueve textos reunidos en El problema de los tres cuerpos muestran la fuerza narrativa de su autora, quien fue distinguida con el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2016. En estas páginas, la fluidez de la prosa va de la mano con la aspereza de los temas, y la crudeza de las situaciones se alía con el sentido del humor.
El libro evoca un equilibrio enrarecido, que a cada momento está a punto de romperse. El desbordamiento es el punto de partida de sus historias. Sicarios y prostitutas, hombres postrados por la enfermedad y los accidentes; amantes que, tras el abandono, sólo pueden agravar sus fracturas vitales son algunos de sus personajes. Aunque se encuentran acechados permanentemente, la escritora no cae en una mirada catastrofista. Por el contrario, en sus cuentos la violencia no es un agente exterior, que altera el curso de los acontecimientos, sino que forma parte esencial de ellos, como una semilla que aguarda con paciencia el momento perfecto para estallar.
La fragilidad que se apodera de los protagonistas los humaniza y revela su auténtica intimidad. Después de todo, como se lee en una de estas páginas, el curso de nuestras vidas es una “ecuación imperfecta”.
Convenience Store Woman is an ironic and sharp-eyed look at contemporary work culture and the pressures to conform, as well as a charming and completely fresh portrait of an unforgettable heroine.
Keiko Furukura had always been considered a strange child, and her parents always worried how she would get on in the real world, so when she takes on a job in a convenience store while at university, they are delighted for her. For her part, in the convenience store she finds a predictable world mandated by the store manual, which dictates how the workers should act and what they should say, and she copies her coworkers' style of dress and speech patterns so that she can play the part of a normal person. However, eighteen years later, at age 36, she is still in the same job, has never had a boyfriend, and has only few friends. She feels comfortable in her life, but is aware that she is not living up to society's expectations and causing her family to worry about her. When a similarly alienated but cynical and bitter young man comes to work in the store, he will upset Keiko's contented stasis--but will it be for the better?
Ada Sibelius is raised by David, her brilliant, eccentric, socially inept single father, who directs a computer science lab in 1980s-era Boston. Home-schooled, Ada accompanies David to work every day; by twelve, she is a painfully shy prodigy. The lab begins to gain acclaim at the same time that David’s mysterious history comes into question.
When his mind begins to falter, leaving Ada virtually an orphan, she is taken in by one of David’s colleagues. Soon she embarks on a mission to uncover her father’s secrets: a process that carries her from childhood to adulthood. What Ada discovers on her journey into a virtual universe will keep the reader riveted until The Unseen World’s heart-stopping, fascinating conclusion.
Ana quiere plantar una milpa en su traspatio, en plena Ciudad de México. Pero en la tierra hay altos contenidos de plomo y la privada donde vive está plagada de ausencias. Su hermana murió, sus papás están de luto y sus hermanos de campamento; su única amiga se fue a buscar a quien la abandonó cuatro años atrás. Menos mal que queda Alfonso.
Alfonso es un antropólogo especializado en alimentación prehispánica. Es viudo y dueño de la privada Campanario. Él mismo la diseñó a partir de un esquema de la lengua humana y dio a las casas el nombre de cada uno de los cinco sabores que percibimos: Dulce, Salado, Amargo, Ácido y Umami.
En duelo, los habitantes de la privada desearían echar el tiempo atrás. Tejida al revés, esta novela se los permite. Mientras Ana remueve la tierra y clava las semillas, sus vecinos hurgan en el pasado. Pero el traspatio de la memoria está minado con preguntas: ¿Quién fue mi mujer? ¿Por qué se fue mi mamá? Y, ¿cómo es posible que se ahogara una niña que sabía nadar? Umami constituye una propuesta literaria original en su afán por explorar la amplia gama de sensaciones y emociones que el ser humano -en distintas etapas de la vida- experimenta.
Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados... En estos doce cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.
«El terror, en los cuentos de Mariana Enriquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder» (Leila Guerriero).