Con un afán polémico y un tono irreverente, este libro busca despertar el debate y denunciar la prevalencia de nuestras costumbres racistas y las formas de pensar que las acompañan.
A partir de ejemplos cercanos y actuales, el historiador Federico Navarrete realiza un original análisis de los vínculos entre el racismo y graves casos que han cimbrado a México desde los feminicidios en Juárez, pasando por la matanza de migrantes en San Fernando, hasta la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa.
El racismo impera en México. Es un hecho cotidiano que cobra forma lo mismo en una charla privada que en anuncios de tintes "aspiracionales" o en políticas públicas excluyentes. Desafortunadamente, una gran parte de la población es indiferente ante el fenómeno.
Amén de ofrecer un examen de los orígenes históricos del racismo en México, vinculados con lo que llama la "leyenda del mestizaje", Federico Navarrete nos ofrece una serie de posibles caminos para liberarnos de esta lacerante situación en busca del respeto a las diferencias y la convivencia sensata. Su aviso es claro y estamos a tiempo de hacer de la pluralidad un germen de convivencia y esperanza.
Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados... En estos doce cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.
«El terror, en los cuentos de Mariana Enriquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder» (Leila Guerriero).